Gabriela me pide que aclare cómo es que las últimas notas de este blog insisten en un “cuarto camino parmenídeo” que pasaría por la recuperación del fragmento 5 de Parménides, “pues lo mismo es pensar y ser.” Puesto que en Infrapolítica. Instrucciones de uso hay diversas referencias a la destrucción de la identificación de Parménides. Gabriela pregunta si, desde la cita de Infrapolítica “Es verdad que la noción de infrapolítica no tiene por tanto raigambre hegeliana, y que se sustrae a todo hegelianismo desde ya, desde el momento en que parte de la afirmación de una cesura absoluta entre ser y pensar (sí, negando por lo tanto la vieja palabra parmenídea sobre la mismidad de pensar y ser),” “¿hemos pasado de negar la vieja palabra parmenídea a abrazarla en algún sentido, o a reinterpretarla como el cuarto camino de tal manera que al final infrapolítica y (otra) política comparten lo fundamental?”
Mi respuesta es que permanece la negacion de la identificación parmenídea en su sentido metafisico, que el hegelianismo culmina y cierra: la que llevó a la identidad de sujeto y sustancia, etc. Postular entonces una “diferencia absoluta” es un juego arriesgado, pero su funcion es establecer la posibilidad de otro pensamiento de la relación entre pensar y ser y nociones metonímicamente vinculadas (política y vida, etc.). El Ursatz, como palabra del comienzo, va por ahí, al desplazar radicalmente el sentido ontoteológico de la identificación en el fragmento de Parménides, que es el sentido bajo el que la tradición lo ha interpretado.
En otras palabras, la identificación de sujeto y sustancia, la “espuma del infinito” en las palabras de Hegel al final de la Fenomenología, es apropiación del mundo, dominación–ahí culmina la empresa metafísica. En esa estructura, a la que Heidegger llamaba Gestell, el sujeto logra también dominarse a sí mismo en su propia cuantificación total. La última novela de Dave Eggers, The Every, insiste en ello. Y también otros textos recientes como The Age of Surveillance Capitalism de Shoshana Zuboff. Pero sabemos que ciertos fenómenos interfieren y destruyen lo que Borges llamaba la adecuación absoluta de mapa y territorio–el territorio desborda el mapa y la empresa hegeliana muestra su hilacha. Yo entiendo el Ursatz como el intento de un reset como el que acabo de hacerle a mi televisión más o menos. Al postular que la conexión compleja de los tres “statements” del seminario de 1932 depende de una Diké entendida como disposición a un entendimiento específico, y que a esa Diké puede uno acercarse en un momento de krisis “en el camino de la diosa sin nombre,” se abre otro juego. Explorar la posibilidad de ese otro juego es al fin y al cabo lo que le importa a la infrapolítica, no hay más que eso. Pero en ese “no hay más” hay mucho. Sin duda también “otra política.”
Gracias por tu respuesta, Alberto. Me quedo pensando en el reset de tu tele. Y te sigo leyendo.
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