
Encontré entre viejos papeles familiares que nunca me había molestado en mirar cuatro folios mecanografiados en papel cebolla con dos fotos pegadas. Están sin fecha, pero parecen corresponder al estilo delirante de mi tío Timoteo Moreiras, que contrabandeaba wolframio para los ingleses por la frontera hispano-portuguesa de Bande hasta que lo agarró un comandante de la Guardia Civil nuevo en el puesto y muy estricto, y tenía muchos amigos en la resistencia antisalazarista. Aunque cuentan una historia enigmática, Timoteo, semipoeta él mismo, afiliado al grupo Nós, parece haber hecho unas notas subsecuentes a una visita que le hizo o bien un Pessoa fantasma que llevaba ya varios años fiambre o bien alguien del entorno de Pessoa en Vigo alrededor de 1941 o 1942. Tratan de los poemas del heterónimo Alberto Caeiro del poeta portugués. Mi tío usó su propio heterónimo, un juego entre hermanos, pues se hacía llamar Alberto Moreira (mi abuelo era también Alberto, pero Moreiras, claro.) En fin, doy esta primicia aquí, en transcripción imperfecta en la medida en que no recoge errores y defectos del manuscrito mecanografiado. Hay otra publicación en curso en donde el lector podrá admirar la reproducción fotoestática de los cuatro folios y las dos fotografías. El editor bajo contrato, Yoandy Cabrera, hará sus propias precisiones científico-filológicas, sobre todo deductivas. Por mi parte me gustaría constatar aquí que renuncio a todo derecho de propiedad sobre estos folios, pues pienso que a Pessoa, aún más a Caeiro, no sé a mi tío, les hubiera gustado universalizar y diseminar lo más posible estas insólitas palabras, que constituyen una especie de constatación genealógica de la infrapolítica avant la lettre, sobre todo en la referencia a lo que transcende para abaixo, verdadero descubrimiento, y constituyen prueba ellas mismas de cierta supervivencia de la palabra poética en circunstancias oscuras y más allá de la muerte. Mi tío, si fue mi tío el autor y no algún de momento inidentificable colaborador suyo, mezcla español, gallego y portugués, con algunas frases inglesas, y se olvida con frecuencia de ciertos acentos y circunflejos portugueses. Una enigmática referencia a la “diferencia ontológica” vincula este texto más o menos directamente al posible grupo de criptofalangistas liderado por Eugenio Montes en la Galicia de la postguerra. El lector no debe dejarse engañar demasiado pronto por las referencias al “fantasma,”o “fantasme,” producto posible del estilo de Timoteo, en la medida en que en Galicia es factible referirse a alguien como “fantasma,” aunque sea de carne y hueso, indicando su tendencia a la fantasía desrealizante o directamente al fingimiento y a la mentira.
Esto que sigue es, pues, la transcripción imperfecta de lo que encontré, entre otros papeles cuya diseminación queda por ser pensada, en una caja de cartón para zapatos con el membrete solo semilegible (por el moho) de “Calzados Antonio SL, ‘Para su buen pie,’ Palma de Mallorca.”
Cuaderno de Alberto Moreira, heterónimo
1.
Detesto la pedagogía. “A única coisa boa que há en qualquer pessoa é o que ela nao sabe.”
Me encontré en Vigo, hace algún tiempo, en la terraza de La Aldeana, con el fantasma de Caeiro. Me dijo: “O que existe transcende para baixo o que julgamos que existe.”
¿Trascender para abajo? Infracendencia. Pasar juicio de existencia es ya perder la cosa.
“Uma aprendizagem de desaprender,” decía.
“Uma gargalhada de rapariga soa do ar da estrada.”
Traje oscuro de tres piezas, camisa blanca de algodón, pajarita y sombrero. Zapatos ingleses. Cigarrillo [posiblemente un Players Navy Cut o un Craven A, nota de Moreiras; también las sucesivas entre corchetes] cuelga de la comisura derecha. El materialista radical camina por la calle de la ciudad, supongo que va al café o a correos.
“Passa un momento uma figura de homem . . . E os passos vao com o sistema antigo que faz pernas andar.”
¿Es o no es o maior poeta do mundo? Dijo “que a Natureza existe . . . Nunca ninguém tinha pensado nisto.” Es “a maior descoberta que vale a pena fazer e ao pé da qual todas as outras descobertas sao entretenimentos de crianças estúpidas.”
Contracartesiano. No yo, eso existe, pero solo existe si yo no pienso que existe. Si pienso que existe ya lo perdí, ya lo maté. Solo existe en infracendencia. Yo ni eso, por estar atrapado en el tiempo.
Metafísica sin metafísica. En La aldeana, mientras comía una nécora, decía: “As coisas nao tem nome nem personalidade.” Y: “Há metafísica bastante em nao pensar en nada.”
Excesivamente nada—no hay otro camino a la cosa.
2.
Comimos en el restaurante del Hotel Universal. Teníamos delante el esplendor de la ría, y algunos veleros en la dársena. El poeta “fala sempre com frases dogmáticas, excesivamente sintéticas . . . com absolutismo, despoticamente.” Una leria. Le pregunté: “O senhor poeta, ama-se?”
Caeiro “de tal curioso modo acentua o eu, o mim, que se ve a funda emoçao com que fala.”
“Amo-me.” Porque busco encontrar existencia y no significación. Ser una cosa es no significar nada. “Eu vejo auséncia de significaçao em todas as coisas.” Y “amo-me.” Con el único amor posible del que no ve transiciones [esto es, desplazamientos hermenéuticos, siempre falsos, porque nada remite a nada]. Me amo fríamente. Solo soy ojos para ver. “Se nao estou doente.”
Solo existe claramente quien no piensa en ello. Es difícil tener ojos y ver solo lo visible [esto es, más o menos evidentemente, una referencia de Timoteo a su ocupación de contrabandista, que confiaba en ojos que no vieran]. “O único sentido das coisas é elas nao terem sentido íntimo nenhum.”
La mejor metafísica, la de los árboles: ni saben para qué viven ni saben que no lo saben.
Pensar es estar enfermo de los ojos. “Nao sei o que é conhecerme. Nao vejo para dentro. Nao acredito que eu exista por detrás de mim.”
Subimos al Castro por la tarde. Decía que no había árboles, solo “muitas vezes uma árvore.” Y ni siquiera. Abstracción concreta [llevada a un límite de imposibilidad, más allá de todo lo razonable]. Ni sobreiro ni carvalho ni pinheiro. Solo esto y eso y aquello.
Ah, alma mística, materialismo absoluto. Ama-se tanto porque nao tem consciencia da sua consciencia. Enfermo, tiene conciencia de su inconsciencia. E detesta-se.
Explicitar su facticidad es perderla. Desrealizarse, afantasmarse. Morir. Existir es existir “sem nome nemhum.”
3.
“¿E qué carallo andas ti a fazer en Vigo, fantasme?” Dos cosas: busco a otro fantasme que conocí aquí [se sobreentiende: antes de la guerra], un amigo. Y quería probar los callos na tasca do Adolfo [esa tasca, cerca de La Falperra, continuó sirviendo callos con garbanzos hasta bien entrados los ochenta todos los miércoles. También servía Ponche Cuesta con galletas de vainilla.]
Lo que hay es todo lo que hay. Al fantasma no lo ves y no lo hay. Buscarlo es hermenéutica: “¿Adónde te escondiste, Amado?” [el verso de San Juan de la Cruz continua: “y me dexaste con gemido.” Pero esto es prueba de doença inaceptable para Caeiro. En el amor frío de lo real solo hay alegría atónita.] No puedes seguir rastros sin doença. “The only occult meaning of things are things themselves.”
Exercitium. Des-encierro, des-contengo. El fantasme ya no ha de ocuparse del tiempo y así no busca presencia. No quiero la presencia del amigo, no busco su rastro temporal. “Nao quero pensar nas coisas como presentes; quero pensar nelas como coisas. Nao quero separá-las de elas própias, tratando-as por presentes.” El fantasme ya no está atrapado en el tiempo. Las cosas no son ya presentes o ausentes, ni reales siquiera. O exercicio é pensar a coisa sem o tempo que lhes damos, [e] que o fantasme nao da mais.
Entón, ver as coisas sem tempo nem lugar, sem tudo menos o que se vé. Ciencia poética, que nao é nemhuma. Y así andamos.
A new simplicity, decía yo en el texto de 1914 [esto puede tratarse de una cita no reconocida en el texto como tal, pues es improbable que Timoteo, que a la sazón tendría apenas dieciséis años, fuera ya conocedor de los textos de Caeiro, limitados por entonces al ámbito lisboeta. Pero la referencia permanece oscura y ya veremos si Cabrera puede dictaminar sobre ella.]. ¿Qué pensas da pedra cando nao pensas em ela? Eso es impoético. Lo que ves es siempre lo que no ves [porque no lo piensas], pero solo ves lo que no ves [porque no lo piensas]. “O pensamento é uma doença.”
Eres o maior poeta do mundo porque eres un poeta imposible, sin palabra, sin lengua. En ti la poesía es su disolución en mirada ciega, que conviertes en mirada plena en la ceguera misma [así Caeiro, protagonista máximo de la Edad de los Poetas, clausuraría también simultáneamente la Edad de los Poetas, mucho antes que Paul Celan]. El ejercicio de desocultamiento [traspoético] es áscesis asesina. Y solo en esa destrucción algo aparece. Ese algo, un resto, una leria, ¿qué es? [“es” aparece en el manuscrito mecanografiado tachado por dos guiones, “—“]. (No es, solo es) [ese segundo “es” entre paréntesis está también tachado por dos guiones, “—“, no dando la impresión de que se trate, como tampoco en la instancia anterior de una simple tachadura, sino de alguna otra cosa no representable en la lengua hablada ni escrita.]
Este fue mi amigo. ¿Lo viste? [Cabrera concretará si, como creo, esta pregunta remite a una de las fotos, la del caballero rodeado de niños con trajes de marinero].
4.
¿E ti quem fuches?
Iste. [Este deíctico parece remitir a la otra foto, que si no es de Pessoa podría serlo, pero Cabrera confirmará o no.]
Olhos transitivos = pensamento. [“pensamento” aparece cruzado por guiones, y surge la sospecha de que tampoco aquí se trata de una mera tachadura, como quien tacha una errata en la ausencia del líquido borrador apropiado, que no debía de existir a principios de los cuarenta, o al menos no en Galicia.]
Nao existo por detrás de mim.
Sou partes sem um todo.
“A Natureza é partes sem un todo.”
Múltiple de múltiples.
Só penso [nuevamente los guiones cubriendo “penso”]. “Que todos andam a achar e que nao acham, e que só eu, porque nao fui achar, achei.”
Penso [“tachado”] o rio. “O rio da minha aldeia nao faz pensar em nada. Quem está ao pé está só alí.”
Saír do tempo e do lugar, saír da presença. Infracendencia.
Ibamos al Roxo. Anochecía. La entrevista—con una fantasme solo hay entre-vistas—llegaba a su fin. Me di cuenta de que a grandeza do poeta no podría medirse excepto en la repetición apática de su texto. Pensó una diferencia ontológica [“diferencia ontológica” está cruzada de guiones en el texto] sin sagrado. Más allá de las palabras. Más allá del nombre, de la nominación. Poesía impoética. Lo demás son trampas. “Nothing can give an adequate idea of the work except total quotation of it.” No hay lengua impresente, no hay lengua trasespaciotemporal. Espacio-temporal [tachado en el texto]. Solo el ruido o la imagen—“gargalhada de rapariga”—que son porque no son.
“Vivo a meio dum outeiro/ Numa casa calada e sozinha/ E essa é a mina definiçao.”
Mecanoscrito sin fecha.
Transcripción hecha en Wellborn, Texas, 27 de junio 2020.
One thought on “Descubrimiento de la infracendencia. Unos inéditos del entorno (¿póstumo?) de Fernando Pessoa.”