Es siempre una alegría encontrarse, leyendo, con el trabajo de alguien–cosa que no siempre pasa por mucho que uno lea. El desencuentro es más normal. Hacia el final de su libro de conversaciones con María Victoria Gimbel, En la frontera: Sujeto y capitalismo (2014), Jorge Alemán ofrece una descripción abreviada de su proyecto intelectual y vital: “el discurso analítico puede contribuir destacando qué aspectos estructurales en la constitución de la existencia hablante, sexuada y mortal no son susceptibles, por razones ontológicas, de ser absorbidos por el movimiento circular e ilimitado del Capital” (124-25). Su apuesta–es una apuesta, entendida como apuesta, en la frontera del delirio; ante el dictum lacaniano de que hay que elegir entre la locura y la debilidad mental Alemán entiende que la opción está cantada de antemano–es proponer que el discurso analítico puede oponerse al discurso capitalista. Y en el énfasis en el discurso analítico–que relee la plusvalía marxiana desde el plus-de-jouir lacaniano y el inconsciente freudiano desde la subversión del sujeto en Heidegger y Lacan–Alemán arriesga una apuesta política capaz de suspender el principio de equivalencia desde el que el capital produce subjetividad y así pre-decir una salida, que es tanto salida del capitalismo como salida de la metafísica; y así salida de tantas otras cosas que forman hoy subjetividad y no cesan de formarla.
Esa salida, dice Alemán, “sería otro nuevo discurso del amo” (121), donde el amo es el inconsciente o la filosofía, en su plena homologación. Pero esto significa que la praxis política, al pre-decir o pre-figurar su salida del discurso capitalista, puede abrir, improbablemente, la posibilidad de un registro de resolución de infelicidad–pero “el sujeto siempre es feliz,” dice Lacan; la infelicidad atraviesa al otro sujeto, al sujeto del inconsciente–en la creación de un nuevo lazo social que, por ser siempre en cada caso puntual y contingente, y nunca dado de antemano y nunca perdurante en lo eterno, solo puede ser “hegemónico,” que aquí significa: radicalmente abierto en su contingencia coyuntural, sostenido y sostenible solo en su catexis de fuerza, y por lo tanto siempre precario y siempre parcial.
Lo hegemónico es así entendido como la configuración aporética o imposible de una soledad y de un común que, al darse, subvierte al sujeto de la voluntad de poder, al sujeto de la técnica (el discurso capitalista es el discurso de la técnica). Dice Alemán: “el discurso del amo puede ser interpretado como el concepto de hegemonía de Laclau. Y ello porque si . . . no existe una voluntad colectiva a priori, ni un pueblo que ya esté constituido en su campo y en su ser, solamente la hegemonía, cuando aparece, permite la traducción, retroactivamente, a una voluntad colectiva” (En la frontera 121).
Alemán habla de política y de hegemonía–pero lo hace con una voluntad desfamiliarizadora radical. Y es en esa desfamiliarización donde yo veo un encuentro más que posible entre el trabajo de Alemán y sus propuestas y el trabajo del proyecto de infrapolítica y posthegemonía que alimenta este blog.
Por decirlo más claramente: cuando Alemán dice que su intención es destacar “qué aspectos estructurales en la constitución de la existencia hablante, sexuada y mortal no son susceptibles, por razones ontológicas, de ser absorbidos” por el discurso capitalista, ese es un programa infrapolítico, en cuanto tal previo a cualquier configuración razonablemente reconocible como política por la mayoría del campo intelectual contemporáneo.
Y cuando dice que la hegemonía es todo lo contrario de la dominación, más bien la sustracción a ella, y que en cuanto tal configura un procedimiento político que solo compete a la izquierda, entendida como la búsqueda material de una posible salida de la metafísica contra todo “sueño conservador y nostálgico de un retorno al Padre simbólico” (En la frontera 107), esa es ya una práctica posthegemónica (sí, la hegemonía puede ser una torsión interna a la posthegemonía, de la misma forma que la posthegemonía es torsión interna dentro de toda hegemonía.)
Habrá en las próximas semanas o meses mayor encuentro, más detallado, tendrá que haberlo, con el pensamiento de Jorge Alemán, crucial para el proyecto que aquí se ventila.
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