El último párrafo de El fragmento repetido, ostensiblemente sobre el nihilismo neoliberal o el neoliberalismo nihílico como época que termina las épocas, con su invocación de la imagen dialéctica como recurso de destrucción o destrucción recursiva, puede servir para referir a la relación entre infrapolítica y política: “Tal vez cuando indicamos que nada respira, en esa indicación algo respira. Como si el pensamiento contemporáneo–en cada caso–tuviera su chance de oxígeno en esa indicación; como si pensara sólo cuando pensara en su imposibilidad; tal como el arte sólo tiene lugar ‘subrayando en cada caso su propia muerte'” (340).