He dudado si colgar esta nota como comentario a la nota previa de Jorge Alvarez Yágüez, pero al final he decidido en contra de esa posibilidad por razones que tienen que ver con el carácter propositivo de lo que sigue. Jorge nos ofrece una magnífica contribución a lo que voy a llamar infrapolítica 2, y aquí me interesa distinguir de la infrapolítica 2 lo que llamo infrapolítica 1. Por mi parte sanciono positivamente lo que ha dicho Jorge, que creo que recoge de una manera admirablemente sucinta—no completa, pero eso no estaba en juego—la dimensión patente y activa de la práctica infrapolítica como programa.
Digamos que infrapolítica 2 pone el énfasis en –política, mientras infrapolítica 1 pone el énfasis en infra-. (El blog no admite subrayados, me temo, pero sería más fácil imaginar la palabra con el prefijo subrayado o con el sustantivo subrayado.) Y pienso que ambos énfasis responden, precisamente, y no por casualidad, a dos conceptos diferentes de la palabra ética. El segundo es el concepto al que, en la modernidad, dio carta de naturaleza Kant, aunque tiene viejas raíces precristianas y cristianas, naturalmente, y con respecto del cual Jorge nos dice que puede resaltar o exigir un tipo de comportamiento “absoluto y categórico . . , volcado hacia dentro, hacia la propia interioridad y perfección . . . pueden no importarle las consecuencias . . . solo puede actuar por convicción.” La palabra griega ethikos recoge eso aunque sólo parcialmente, en la medida en que deriva de un sentido de ethos que refiere, ya en Hesíodo y Herodoto, a la disposición o carácter del ser humano concreto. Es discutible, quizás indecidible para nosotros, que el fragmento de Heráclito ethos daimon recoja también de forma dominante esa acepción. Walter Benjamin, por ejemplo, haciéndose eco de muy larga tradición, traduce el ethos daimon como carácter es destino. Hace muchos años yo propuse una traducción diversa, en inglés, canny is uncanny, homely is unhomely, en español, lo familiar es lo infamiliar, o lo habitual es lo siniestro. En fin, esa traducción alternativa se fijaba en la primera acepción de ethos que resalta, por ejemplo, el léxico de Liddell-Scott, citando a Homero y Heródoto, según la cual el ethos es “an accustomed place,” y en plural “the haunts or abodes of animals.” El ethos es la casa antes de la casa, el habitamiento en su sentido más desnudo y por lo tanto más definitivo. Y para mí ese sería el sentido de ética con el que tiene relación dominante lo que llamo infrapolítica 1. Dada, sin embargo, la fuerte prevalencia en nuestra cultura de la otra noción de ética, yo insistiría en que conviene entender que la ética se relaciona con infrapolítica 2 mucho más que con infrapolítica 1. O incluso, que infrapolítica 1 no tiene relación particular alguna con la ética en el sentido aristotélico (que no es originalmente aristotélico, claro, sino que en Aristóteles ya es derivado, por ejemplo, de Sócrates, cuya oposición a los sofistas, por ejemplo, puede entenderse como oposición ética en ese sentido, luego cristiano, y luego kantiano.)
Por cierto podríamos discutir aquí las misterioras páginas del final de la Carta sobre el humanismo en las que Heidegger habla de ética, y remite al ethos daimon heraclíteo, en un sentido que yo creo que remite más a infrapolítica 1 que a infrapolítica 2. Pero eso queda para otro día, aunque me interesa marcarlo.
Y pienso que, aunque cada quien ha de tener sus preferencias, su estilo (y esa palabra, estilo, para mí ya de entrada está más relacionada con infrapolitica 1 que con infrapolítica 2), no es posible pensar propiamente infrapolítica 2 sin retrotraerla a la incomodidad fundamental de infrapolítica 1, que es lo que motiva todos los trastornos de comprensión de lo que se está proponiendo. Infrapolítica 1, para decirlo quizá demasiado burdamente, está siempre de antemano más allá del bien y del mal, y es refractaria en cuanto tal no sólo a toda política sino también a toda ética (salvo a la ética que entiende el ethos como madriguera o habitamiento desnudo). Cómo pensar esa dimensión, quizá en una frontera no particularmente accesible en cuanto frontera del lenguaje, quizá en una frontera no particularmente accesible de lo humano, y así en cuanto tal remitiendo también a lo animal, ese es, yo pienso, el problema fundamental o la tarea fundamental de este proyecto, el lugar donde la ontología se junta con lo refractario a la ontología, el lugar de un “de otro modo” o incluso de un “epekeina” (más allá) que también hemos de pensar en relación con la temática de la historia del ser, es decir, de la historia en cuanto ser, aunque estoy con Jorge en que, si esa es la tarea de pensamiento fundamental, en realidad no puede distinguirse de su intento (del intento de Jorge) por asociarla decisivamente con la infrapolítica 2 que él propone.
Just a quick, short, and not even well organized reaction:
Si lo que está en jugo en la dimensión infrapolitica(1?) (y la tematización de esta dimensión en cuanto programa, en cuanto practica infrapolitica, o, si te he entendido bien, infrapolitica2) es el exceso, lo residual de la ex-istencia con respecto a lo que puede ser ‘organizado’ por un pensamiento arquico-teologico articulado en disciplinas…quizás estemos, más o menos exactamente, frente a la posibilidad evocada por Heidegger en la carta sobre el humanismo al principio de las paginas dedicadas a la reflexión sobre las palabras heracliteas “Ethos antropo daimon”…. es decir allí donde el pensamiento se desvincula de lo principial (y con eso también de su organización ”disciplinaria”…), donde ya no hay principios que organicen y guíen ni el horizonte normativo de lo político y ni el orden deontologico de lo ético entendido en la manera más convencionales. Y allí el éthos es más bien el estilo de habitar esta misma dimensión infrapolitica1 en cuanto dimensión en que el daimon, el resto, el secreto, el olvido del ser, haunting…acontece como desmetaforizoción, como falsificación del lenguaje como ya siempre incapaz no sólo de dar cuenta de esta dimensión sino peligroso…en el sentido del comentario heideggeriano al dicho de Hölderlin “allí donde hay el peligro crece también lo que salva”..
Claramente ese ‘estilo de habitar’ esta dimensión determina su ”tematización programática” (como tu dices: “no es posible pensar propiamente infrapolítica 2 sin retrotraerla a la incomodidad fundamental de infrapolítica 1”)….la cuestión es como?….
Quizás se pueda volver a pensar desde lo que estabas diciendo en la segunda sesión del seminario, después de comentar el texto de Levinas: que desde la dimensión infrapolitica (1) como dimensión tercia entre lo ético y lo político, se abre la posibilidad de pensar (2) anárquicamente lo político, eso es poshegemonía, y lo ético, y eso es lo a que me parece apuntae la sugerencia heideggeriana de una ética originaria…aunque el adjetivo originario tenga todo los defecto de que hablaba Derrida en ese ensayo sobre “el derecho de la filosofía desde un punto de vista cosmopolitico”….
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Claro, yo creo que “originaria” en ese texto remite al uso homérico de la palabra como habitamiento desnudo, guarida o madriguera. No debemos olvidar la dimensión destinal de daimon! Pero estoy de acuerdo, y esa es una reflexión importante, decisiva.
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Es interesante la distinción entre infrap.1 (INFRApolítica) e infrap. 2 (infraPOLÍTICA). Y creo que, en efecto, la singular aproximación que hace Alberto a este campo es siempre, como señala, desde INFRAp. En él, es sobre todo ese prefijo el dominante. Por mi parte, en el anterior texto al respecto, intenté decir algo respecto al significado de ese infra, y lo hice, ciertamente, desde el peso del sustantivo (política). Muy agudamente Alberto ha señalado esta diferencia, que traduce en dos tipos de infrapolítica. Al margen de esta diferencia, la aproximación que intento sigue un método distinto: de aclaración analítica de la noción sobre la base de las perspectivas, observaciones, referencias que se van apuntando, en lo que de unificables y coherentes entre sí pueden ser. Esto hace que no pueda por ahora recoger todo lo que va entresacando la exploración de este campo que está haciendo Alberto. Para él ese infra apunta a un espacio de carácter óntico-existencial, anterior a lo ético y a lo político, que vienen, entonces, a ser derivativos respecto de él, y trata de explicitar lo que se atisba en ese mundo sobre todo a través de experiencias, generalmente tomadas del ámbito literario (McCarthy, Bolaño, Marías.). Desde él es desde donde trata de hacer entrar en juego los diálogos posible con Levinas, Derrida, cierto Heidegger, etc. Es una región realmente difícil de penetrar para mí, y con este instrumental, pero acaso el hacer chocar ambas aproximaciones, o las dos nociones tipificadas (1 y 2) pueda ser fértil.
Sugieres, Alberto, entender ética más bien en el sentido más remoto de la palabra en griego que hace efectivamente referencia a guarida, abrigo, pero no veo muy bien qué propiedades pudiera atribuírsele en relación a la noción de infrapolítica. Pues si interpretamos esa guarida o habitat previo en el sentido clásico, diríamos que aludimos al lugar donde nos sentimos seguros, a la pequeña comunidad homogeneizada en sus pautas, como los hábitos (ethos) que surgen de ella, que posteriormente cristalizan en el carácter (ethos). De forma más libre uno podría imaginar esa guarida como una instancia previa que subyace a todo nuestra subjetivación ética, y más allá a nuestra normatividad. Eso previo, unos lo piensan como Lebenswelt (mundo de la vida) otros como Inconsciente, otros como lenguaje… Creo que tu posición podría contener algo de esto, pero tampoco se acomoda claramente a ello. En cualquier caso, desde mi punto de vista, sería un ámbito que debiera comparecer ante el tribunal de la crítica pues no cabe aceptarlo como guía prescriptiva de ningún tipo.
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No es guia prescriptiva, nunca podria serlo, solo region abierta a una modalidad del preguntar que permanece por definicion al margen tanto de la relacion etico-politica como de la conceptualizacion ontologica.
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Por lo tanto, difícil. Y la literatura puede ser campo privilegiado para ese tipo de indagación, pero sólo en el sentido de que permite pensarlo, no necesariamente de que ella misma lo piense. Así, también la neurobiología contemporánea sería campo privilegiado. Y la historia, etc. Tanto como la filosofía, por lo menos, o no menos ni más, pues todo es en el fondo cuestión de . . . estilo, diría yo. Verdad que dándole a esa palabra un fondo (oscuro) que no siempre tiene.
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En el fondo (oscuro), pienso que se trata, Jorge, de tratar de descubrir un espacio, en el sentido en el que Martínez Marzoa dice, en Distancias, que Hobbes, con su Leviatán, descubre el espacio de lo civil–“se lo descubre, no se da por sentado algo de tales o cuales características a lo cual se aplique ese nombre” (116). Descubrir el espacio infrapolítico, pues, en el lugar de la nihilidad de la política, en el lugar de la catástrofe de la arquitectura política de la modernidad. Pero eso implica “reconocer ese espacio como una dimensión dotada de su propia consistencia, esto es, no derivable de otras.” De ahí la importancia de Infrapolítica 1.
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